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MI EXPERIENCIA CON LA LACTANCIA
August 4, 2017

En la semana mundial de la lactancia materna me gustaría hablar de mi experiencia.
Quiero dejar claro que unicamente es MI experiencia
Sinceramente me ponen de muy mala leche los juicios de valor... nadie sabe las circunstancias por las que una mujer decide no dar pecho o darlo hasta que un niño tiene 5 años, creo que es algo personal, muy intimo... y cada una sabrá lo que hace y por qué lo hace. No necesitamos juzgarnos entre nosotras, necesitamos apoyarnos y muchas veces abrirnos más.
La verdad absoluta no la tiene nadie, porque aunque sin duda alguna lo mejor para alimentar a un bebé es la leche materna, si "no hay madre" no puede tampoco haber leche...
Es decir, que cada una tiene sus circunstancias...
Mi lactancia no está siendo perfecta; hace un par de meses decía que mi lactancia era un auténtico desastre... igual que lo fue mi parto soñado.
No voy a extenderme sobre mi parto, no me apetece... sólo diré que después de casi dos días intentando que Hugo naciera, primero en casa, luego en el hospital, moviéndome, haciendo todas las posiciones posibles, casi seis horas empujando y tres matronas ayudándome finalmente hubo que llamar a la obstetra, probar una ventosa para después terminar en cesárea porque claramente mi hijo tenía otros planes que no coincidían ni de lejos con los míos.
En esas condiciones los inicios de la lactancia imaginaréis que no fueron nada fáciles...
Afortunadamente elegí un hospital respetuoso para mi traslado de parto en casa, hice piel con piel en la cesárea y en ningún momento de nuestra estancia nos separamos.
Sólo puedo dar las gracias a las matronas, auxiliares, anestesista y gine que me atendieron, no pude estar mejor cuidada, atendida y respetada. ¡Nunca te olvidaremos Jessica!
No podemos decir lo mismo de los pediatras, pero eso es otro tema...
Así pues hicimos piel con piel casi todo el tiempo, Hugo enganche espontáneo e hicimos extracción manual de calostro para ofrecérselo con jeringa... a mi me dolía horrores el enganche, Hugo me hizo moratones y salimos del hospital habiendo perdido un 7% de peso .
Ya en casa la cosa no marchaba, me puse pezoneras porque no aguantaba el dolor del enganche, tenía los pezones pelados, dolorida por la cesárea ... Hugo no se alimentaba bien, orinaba poco, se dormía mucho...
Mis tres queridas compañeras se turnaban para ayudarnos y ser nuestro paño de lágrimas... esto seguía sin funcionar... Acudimos a un fisio especialista en lactancia y terapia craneosacral (6 horas empujando podían haber dejado secuelas en la cabecita de Hugo y dificultar la succión) y finalmente pedimos cita con Bettina Gerbeau (Ibclc).
Ella descubrió que Hugo tenía un frenillo tipo tres, oculto, hecho que le dificultaba considerablemente la toma y por tanto ganar peso.
Pese a los suplementos que le estaba dando de mi propia leche, a los 21 días de su nacimiento Hugo aun no había recuperado ni su peso... qué horror, qué sensación... estaba matando de hambre a mi bebé...
Todos los profesionales a mi alrededor me dijeron lo mismo: "este bebé tiene que comer, hay que darle fórmula, ya habrá tiempo de retirarla..."
Recuerdo las visitas a la pediatra como una tortura, ¡hasta la monitora de la liga de la leche en una de las reuniones diciéndome lo mismo!
Llanto, desesperación... la primera vez que le dimos a Hugo una jeringuilla con leche de fórmula parecía que le estaba dando cianuro.... no me podía sentir peor y no me lo podía creer... no había podido "parir" a mi hijo y ahora no podía darle de mamar... ¿por qué me estaba pasando esto?
El ritual consistía en ofrecerle pecho en tomas eternas (alrededor de una hora en la que el se enganchaba y desenganchaba mil veces, postura forzada practicada con Bettina y por fin sin pezonera), suplemento de mi leche con dedo-jeringa, si ya no me quedaba suplementación con fórmula, a la media hora me ponía con el sacaleches doble y al rato volver a empezar.
Seguía doliéndome, pero menos.. digamos que me acostumbré al dolor, Hugo me mordía con la encía.. el pobre era la única manera que tenía de engancharse...
Horas y horas en el sillón azul, ese sillón monísimo que habíamos encargado unos meses atrás, antimanchas, reclinable, con motor, a medida... donde yo me imaginaba dando teta feliz y contenta, se había convertido en el sillón de tortura...
Ahora he podido empezar a darle de mamar en la cama pero antes imposible, él no se enganchaba y yo moría de dolor de espalda y cuello por las posturas forzadas... así q las tomas nocturnas también eran en el salón en el maravilloso sillón azul.
Probamos múltiples maneras de suplementación después del pecho, dedo-jeringa, vasito, cucharita, relactador... mi pobre niño ya me miraba con cara de "¿ahora con qué me vais a putear?"
A los dos meses empecé con fiebre y me salió un bulto enorme en un pecho; no teníamos claro qué era... cada matrona que pasaba por casa me lo intentaba drenar pensando que era un conducto obstruido por la mala succión de Hugo, acabé en el Doce de Octubre donde terminaron pinchándome la teta para sacar una muestra. ¿Absceso, galactoceles, mastitis, fibroadenoma?
Qué horror, entre lo que nos decía Bettina, los médicos del Doce, el radiólogo... ¡ya no sabíamos qué hacer!
Yo incluso pensé dejar de darle esa teta de lo que me dolía...
Me sentía imbecil, años ayudando a montones de
mujeres con sus lactancias ¡y ahora no entendía nada de la mía!
Poco a poco el bulto fue remitiendo y yo seguía dando el pecho...
Probé tres tipos de sacaleches y solo en una toma del día conseguía sacarme un máximo de 50 ml, el resto de veces me sacaba entre 10 y 30 mililitros; eso no era nada para el total que tenía que suplementar a Hugo (alrededor de 60ml por toma)...
Hablé con muchísima gente, mujeres que habían tenido bebé con este tipo de frenillo y también lo habían pasado francamente mal... prácticamente nadie nos recomendaba operarle ya que la cirugía no garantizaba que se solucionara el problema (la cirugía no consistía en el típico corte sino que había que dormirle, levantarle la lengua, intubarle...) en fin que sopesando beneficio riesgo nos parecía una barbaridad.
Alrededor de los dos meses, en una de las tomas, empecé a acariciarle un piececillo a Hugo y me di cuenta que era la primera vez que me fijaba en su pie; casi no me fijaba en él, casi no interaccionábamos, casi no jugábamos y desde luego que yo no estaba disfrutando nada de mi maternidad...
Estaba obsesionada con la lactancia, con intentar quitar los suplementos, triste, llorando cada dos por tres...
Miré a Hugo a la cara, empezó a sonreírme y yo mandé a tomar por saco el sacaleches.
Decidí que no quería pasarme la vida pendiente del sacaleches y lo que era capaz de extraerme, quería pasar el tiempo con Hugo, salir a pasear, jugar con él y tenerle al pecho a él todo el tiempo que necesitara, pero no podía pasar más tiempo con el sacaleches, me resultaba insoportable...
Bettina y más expertos me comentaron que era probable que según creciera el bebé iría succionando mejor, bueno pues yo he confiado en él.
Seguí haciendo las tomas en casa con el relactador (así me aseguraba tomas largas para seguir estimulando) y en la calle con biberón de Calma (porque seguir haciendo dedo-jeringa con un bebé de dos meses era un poco absurdo). Los suplementos ya eran de fórmula.
Efectivamente Hugo cada vez va mamando mejor aunque necesita alrededor de cinco suplementos al día, porque en algunas tomas comienza a pelearse con la teta y demanda el biberón.
Yo me miro y sigo teniendo leche pero él ya no es capaz de sacarla; eso antes me cabreaba muchísimo: yo tenía leche pero él no podía sacar toda la que necesitaba y yo no podía sacármela con el sacaleches...
Ahora ya lo he relativizado...
Hugo tiene ahora casi 4 meses y medio y le encanta la teta, ahí no sólo toma gran parte de su alimentación, sino que se consuela y se duerme. Ahí también "hacemos manitas" que nos encanta... y ya por fin estoy disfrutando...
También necesita sus bibes y ya se los doy sin pensar que le estoy envenenando (cierto es también que cada vez toma menos fórmula y eso me encanta)...
Creo que como profesionales y madres a veces tenemos que tener cuidado con el mensaje que lanzamos y con las opiniones que damos: dar fórmula no es dar veneno y hay niños que lo necesitan.
También hay madres que eligen esa opción y es respetable, aquí no somos jueces, somos madres y cada una, de manera informada, debe elegir cómo quiere/puede alimentar a su hijo.
Doy el pecho donde me pide Hugo: en una terraza, en la playa, en la pisci, en un tienda y hasta en las escalerillas de un avión...
Siempre que lo he hecho he recibido miradas cómplices y sonrisas.
Dar el pecho es lo normal, lo natural, pero al igual que en los partos, la naturaleza juega malas pasadas y es caprichosa y a veces todo se complica y para eso está la leche de fórmula.
Prácticamente todas las fotos que he visto en la redes estos días para apoyar la lactancia materna son de una madre y su bebé; bueno pues yo incluyo a mi pareja, Dani.
Sin su apoyo y ayuda durante estos meses creo que no podría haber llevado a cabo esta lactancia mixta, ha sido un trabajo en equipo estupendo: él se ocupaba de la casa y limpiar y preparar relactadores, jeringas, piezas de sacaleches, cambiar pañales, bañarle... Se ha hecho experto en la técnica dedo-jeringa, en enganche, en cantarle y dormirle.
Esta experiencia está siendo muy dura sobre todo a nivel emocional y ha sabido acompañarme a todos los niveles, no imagino mejor compañero de viaje ☺️


