Uma quiso nacer en casa
17 de Noviembre del 2014
"Hola monicaco" dijo Zoe acariciándome la tripa, "mi vida, mamá no esta embarazada"... a la semana un segundo test nos saco de dudas, raya tenue es raya, embarazada! No me lo podÃa creer, otra vez embarazada, otro bebé, me llené de ilusión y de dudas. Este embarazo querÃa disfrutarlo mas, sin los miedos e inseguridades de la primera vez.
Cambié de ginecólogo, pues el que me atendió en el parto de Zoe hace 4 años, me hizo llorar muchas veces, "si coges mucho peso, tendrás un bebe enorme y cesárea", " come esto", "haz lo otro".
Me deje envolver anulando mis instintos, en la ignorancia, dejándome llevar por esa falsa seguridad que me daba el hospital…
Mi nuevo ginecólogo, Aitor Cristobal, me hizo sentir mucho más libre, sin ahogarme en pruebas ni comentarios gratuitos.
Me asustaba el dÃa del parto, ¿y si no atendÃa él mi parto? ¿Qué matrona me tocarÃa? no querÃa otra episiotomÃa kilométrica, ni un postparto insufrible, no querÃa tener mil preguntas sin resolver...
Se me encendió una luz! Una matrona! Una mujer que me entendiera desde lo profesional hasta lo personal. Yo querÃa parir de pie!
Empecé a buscar en internet, cada dÃa averiguaba algo nuevo sobre el parto, los pródromos, los partos en casa, orgásmicos, en piscinas, las cesáreas, epidurales...
En el parto de Zoe llegamos a la semana 42 con tan solo pródromos, el 7 de julio finalmente me dieron un enema y me enchufaron una vÃa con oxitocina. A las dos horas no me podÃa mover del dolor y en cuanto me ofrecieron la epidural llore de alegrÃa pensando en el alivio...
El resultado fue un expulsivo muy doloroso con una pierna dormida y la otra no y 17 puntos en mi periné.
Esta vez querÃa hacerlo mejor, querÃa aprender para tener un parto menos doloroso sin epidural.
En el embarazo de Zoe hice un master en lactancia y bebés, devorando los libros de Carlos González, en este embarazo hacÃa un master en partos naturales, devorando a Consuelo Ruiz y Michel Odent, porqué no lo hice antes? Ahora no tenÃa tiempo!
Leyendo leyendo llegué al blog de Amanda. Me cautivó su frescura, su optimismo y su manera de disfrutar de la profesión. Me armé de valor para escribirle, estaba embarazadÃsima!
Nos apuntamos a una clase de parto sin dolor, ya estaba de 36 semanas y el tiempo, con el trabajo y mi hija mayor, volaba...
Amanda nos dio la clase particular, yo querÃa saber como aliviar los dolores, querÃa saber como se hace la dilatación en casa, soñaba con un parto de pelÃcula como esos que cuelgan en youtube.
Según pasaban los dÃas, menos ganas tenÃa de tener a Uma en un hospital...
Salimos de la clase sin saber si mi parto serÃa doloroso pero sabiendo que querÃamos parir en casa. Por mi, por él, y por nuestras hijas.
Aitor nos animó, los beneficios de tener a Uma en casa superaban con creces los riesgos. Conocimos a Sonia y nos lleno de seguridad y alegrÃa, siempre con una sonrisa y una carcajada fortalecedora. Y nos dijeron que sÃ!. Qué alivio sentÃ! Iba a parir en casa! Algo dentro de mà bullÃa y solo yo podÃa verlo.
Mi única preocupación paso a ser acabar en el hospital, porque llegáramos a la semana 42, porque algo no fuera bien, porque el parto se estancase…
No se lo dijimos a casi nadie, sobre todo disimulamos con las abuelas, no querÃamos preocuparlas, ni que nos intentaran disuadir.
TenÃa contracciones todos los dÃas, suaves y más fuertes pero nunca rÃtmicas y aunque ya no dormÃa muy bien, estaba feliz porque el dÃa estaba cerca, ya no recordaba un dÃa en que no hubiera pensado en el embarazo.
En la semana 39 un lÃquido diferente nos hizo pensar que la bolsa se habÃa roto, Amanda vino corriendo y nos hizo su rebozo, pero de allà no salió nada...
Si se habÃa roto la bolsa, en breve comenzarÃa el parto, pero no dejaba de pensar que si no pasaba tendrÃa que ir al hospital.
Ya tenÃamos la piscina en el salón, pasaban los interminables dÃas y nada… el jueves nos cercioramos de que la bolsa no estaba fisurada y el alivio me dejó dormir toda la noche de un tirón.
El viernes por la noche comenzaron, como todas las noches, las dichosas contracciones, esta vez eran mas fuertes, mas rÃtmicas, me puse a contar tiempos mientras veÃa una pelÃcula...
A las doce me llamó Amanda," quieres que vayamos?" Pero pararon, estaba asustada y cansada, no querÃa parir ese dÃa, habÃa sido un dÃa muy cansado… dos horas de pie viendo anillos de diamantes con el novio de mi mejor amiga.
El sábado fue un dÃa tranquilo, después de un paseo, volvieron las contracciones, paraban y dormÃa, paraban y dormÃa, eran suaves pero yo sentÃa que el momento estaba cerca, tenia nauseas y poca hambre, el domingo las contracciones se volvieron rÃtmicas y a lo largo del dÃa mas dolorosas.
Estuve muy entretenida con familia en casa y Thomas haciendo una de sus maravillosas paellas, yo no decÃa nada, no querÃa gafarlo, no tenÃa mucha hambre, pero esa noche me comà la manzana mas deliciosa de mi vida. Acosté a Zoe y mientras le contaba el cuento pensaba si esa sensación rara que sentÃa serÃa porque el momento estaba cerca.
Es maravilloso saber ahora que asà era.
A las once las contracciones eran cada vez mas fuertes, lo sabÃa, estaba de parto, "Carlos, te vas a tener que ir, creo que estoy de parto", me reÃa, estaba nerviosa, con miedo y feliz!
Llamé a Amanda "quieres que vayamos?" "Mejor esperamos, por si para de nuevo" dije con la boca pequeña. Ese fin de semana Ilitia se presentaba en la Feria de bebes de Ifema y las dos habÃan estado muchas horas allà sin parar, Uma habÃa esperado a que llegaran a casa...
A la hora me senté en la alfombra, que cuidadosamente habÃa limpiado con amoniaco a cuatro patas dÃas antes y algo hizo "clack" dentro de mÃ, me mojé, he roto aguas! Thomas no se lo creÃa, "que si! Toca toca", "me he empapado el pantalón", Amanda ya comenzó a empacar mientras me preguntaba como eran las contracciones.
Esa noche Zoe se despertó varias veces, como si lo presintiera, "cariño, si mama grita es para decirle a Uma por donde tiene que salir"...
A la una llego Amanda, yo a cuatro patas llevaba bastante bien el dolor, respiraba," aaaaaa" soltando la mandÃbula, como me habÃan enseñado en las clases de yoga, Zoe apareció en el salón, fresca y radiante, miraba entre mis piernas buscando a su hermana.
Mi amiga Berta llegó en seguida rebosante de felicidad, Uma habÃa esperado a que acabara el musical del Rey León y la cena de aniversario.
Llenaron la piscina durante una eternidad y me metà en el agua calentita... Que gusto! No estaba hinchada del todo y el agua no me cubrÃa. Sonia, Amanda, Thomas. Berta y Zoe me acariciaban, me sonreÃan, vaso en mano me echaban agua por la espalda... Zas! Zas! Hasta que conseguà decirles que pararan!... eran como latigazos en las contracciones y yo estaba tan metida en mà que no podÃa ni hablar.
Me dolÃa mucho, gritaba, me veÃa allà y solo pensaba en cuanto tiempo quedarÃa aguantando ese dolor, Zoe se tapaba los oÃdos.
Gritaba, canturreaba aaaa iiiiii "los vecinos! Me estarán oyendo?" Me daba igual, "bastante tengo yo con lo mÃo" pensaba, mas tarde me entere de que nadie oyó nada. Mi cuerpo se estaba partiendo en dos, me costaba mucho moverme para que Amanda pudiera escuchar el latido de Uma, "esta perfecta" me decÃa. Amanda me propuso ver como Ãbamos y yo encantada, la niña estaba bajando sin haber borrado el cuello! Como ellas no se preocuparon, yo tampoco, estábamos en "estado dos" escuché, por dios! Cuántos hay? Cuatro? Todo esto y solo llevo la mitad?! Ellas sabÃan en que momento estábamos solo con mirarme.
Las luces tenues, no veÃa mas allá de mis manos, Zoe pasaba corriendo, jugaba, me daba besos, la mano, Thomas querÃa ir a ver la cámara, la música horrible, "no, no, donde vas?" En mi pelÃcula también necesitaba apretar una mano. Me estaba agobiando, todo el mundo hablaba bajito y sonreÃa, iba todo bien? Me entró miedo, como si estuviera sola, como si todos dependieran de mi.
Salà de la bañera, Sonia me lo propuso y me pareció mucho mas cuerda que yo, demasiada agua caliente me estaba mareando, bebÃa coca-cola, pensaba en lo maravillosa que es la vida sin contracciones y me reÃa, volvà a mi alfombra y al sofá que me ha visto crecer, el dolor me rompÃa las caderas y la espalda, tenÃa calor y al segundo mucho frÃo, sudaba, a cuatro patas intentaba empujar, mi cuerpo sabÃa lo que querÃa hacer y yo solo querÃa que acabara. Una luz intensa apareció por el pasillo, una linterna y detrás Zoe dispuesta a ver a su hermana, nos reÃmos.
Nos reÃmos mucho esa noche, yo decÃa tonterÃas para sacar una sonrisa, pero cómo me costaba hablar! Sonia me daba masajes celestiales y Zoe me acariciaba la cabeza mientras yo apretaba la mano de Thomas. Sonia y Amanda me miraban sonriendo, Berta abrazaba a Zoe, no podÃa estar en mejores manos, Thomas me cogió por debajo de los brazos y de pié, me dejé llevar, tenÃa ganas de empujar, qué dolor, porque no salÃa?
No notaba que bajara nada, tenÃa todo adormecido, estaba agotada, y una vez mas me daba miedo que se parase...
Ya no veÃa nada, estaba como en un sueño, no veÃa mi salón ni las luces, no sabÃa si aún era de noche, iba y venÃa de un viaje psicodélico.
De repente Zoe se levantó y empezó a animarme "vaaane, vaaaane, vaaane" "empuja mamá!" Mire a Sonia y sus ojos me tranquilizaron, " en dos empujones fuera" le dije; ellas sabÃan que todo estaba bien, sabÃan donde estábamos y que iba a pasar, empujé y quemaba, me ardÃa... Intenté tocar, pero no reconocÃa mi cuerpo, no veÃa, empujé con todas mis fuerzas para que acabara!
La cámara se quedó sin baterÃa y Uma salió rotando a sus manos, 4:32 de la mañana marcaba el reloj digital en amarillo.
La cogà y el cordón era corto, no podÃa achucharla, estaba rosita, con los ojos abiertos, escurridiza, mi niña! Yo, exhausta, ni siquiera lloré, con lo bien que habrÃa estado yo con la epidural!
Que burra eres, pensé. Siempre tienes que hacer lo más! Fuimos a la cama y allà volvieron las contracciones... En seguida salió la placenta, qué alivio, era enorme, roja y azul, yo estaba adormecida, colocada con las drogas del amor.
Thomas y Zoe cortaron el cordón mientras Uma se agarraba al pecho. Estábamos todos, seguros en nuestra cama, calentitos, el tiempo se desdobló de nuevo, estaba siendo una noche eterna y maravillosa, no me podÃa creer que ya se estuviera acabando.
Amanda y Sonia recogieron la casa, "que hacemos con la placenta?". La primera vez que Amanda me preguntó eso dÃas atrás dije, pues tirarla, nunca imaginé la de cosas que se hacen con las placentas. "Un batido?" Venga vale! Me sentó de maravilla, reconstituyente y un café y croissants de chocolate. Amanda y Sonia nos dejaron solos y se fueron a descansar, Amanda se iba de viaje al dÃa siguiente!
A las nueve se durmieron todos, Berta una hora antes de ir a trabajar, a mi derecha tenÃa a mi Thomas, agotado de darme la mano y sujetarme, sonriendo, acariciándome, siendo una vez mas en estos 14 años mi estrella polar, estaba tan orgullosa de él! Y a Zoe, a la que tuvimos que poner una peli para que se relajara, por fin dormida entre los dos, ahora ya mi hija mayor, cuanto me habÃa ayudado tenerla cerca... A mi izquierda la pequeña Uma, con sus 2550 gramos, dormida plácidamente, respirando...
No dormà nada, feliz, exhausta como quien ha corrido una maratón y ha llegado el primero. Estaba orgullosa de todos y de mÃ, solo me habÃa desgarrado un poquito y mis matronas me dieron un punto del que no volvà a acordarme.
Ese mismo dÃa estaba de pie, duchándome, con mi niña en brazos, en mi casa, feliz, poderosa y llena de energÃa, ya no me he vuelto a ver igual en el espejo...
Amanda y Sonia hicieron de mi postparto un paseo, con sus visitas llenas de amor, sonrisas y buenos consejos, cómplices de una aventura increÃble y única en la vida, de la que nosotros hemos sido los protagonistas.
Esta era la pelÃcula que yo querÃa vivir y mi familia y mis matronas hicieron posible que ese sueño se hiciera realidad.
Gracias. Gracias Sonia y Amanda por reivindicar nuestros instintos, por hacer posible esa conexión con la mujer milenaria, el origen del mundo.