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Acompañando el embarazo de Marta

26 de Enero del 2015

Desde mi punto de vista, tener un parto respetado hoy en día no es algo que se pueda dejar a la suerte. Hay demasiado en juego. 

Tras una mala experiencia, y al volver a quedarme embarazada, tenía claro que todo iba a ser diferente. 

Las clases de preparación al parto convencionales no me aportaban lo que yo necesitaba. Quería otro enfoque, el del parto fisiológico, de mínima intervención y las herramientas para poder conseguirlo.  

 

Fue así como encontré a Amanda. Ella vino a casa y nos acompañó durante el embarazo. Nos informó, nos apoyó, nos empoderó y  respetó nuestras decisiones. La experiencia de ese acompañamiento no pudo ser más satisfactoria.  

 

Conseguimos que el embarazo fuera nuestro y una maravillosa experiencia de parto. Un parto respetado que todas las mujeres nos merecemos.  

 

 

Y nació Adriana 

 

 

En un parto respetado en el hospital de T. Llegué a las 6 de la tarde con 12 horas de bolsa rota y estreptococo positivo. Nos explicaron que el protocolo indicaba inducción y nos describieron todas las horribles cosas que le podrían pasar al bebé si no. Nos negamos y decidimos esperar 12 horas más a que se desencadenara el parto de manera natural y empezar con el antibiótico (dichoso antibiótico y dichoso estreptococo que nos trajo semanas de cabeza). Nos pasaron a planta. Nadie daba un duro por nosotros. En mi menú de cena ponía: inducción de parto. 

 

Bajamos la luz, pusimos la música que teníamos preparada empecé a caminar y respirar y canturrear... En seguida volvieron las contracciones. Suaves, frecuentes... Me mecía en ellas. Cada vez eran más intensas. Jorge las iba apuntando en aquella aplicación del móvil. Vocalizamos cada una de ellas los dos juntos, apoyados, meciéndonos. Pensé que tenían que doler mucho más. Llegó la segunda dosis de antibiótico. Me salí del planeta parto. Empecé a sentir mucho dolor, mucho descontrol. Sudor frío, dolor de espalda, ganas de ir al baño.. Ganas de empujar! Desde la puerta Jorge pidió ir a dilatación. Yo desencajada me puse a gritar en la puerta de la habitación. "Tiene ganas de empujar!!" de repente vino mucha gente, todos corriendo. Me dijeron que a la cama y yo dije que "NOOOO!" A la silla de ruedas, tampoco quería, pero me subí como pude. Corriendo como locos, corriendo de verdad, el aire me daba en la cara, casi me estampan contra una puerta (a punto!) llegué a la dilatación y me dijeron que a la cama y otra vez me negué. No me quería mover de la silla, hasta q vi la silla de partos al otro lado y me pareció que ese era el sitio. Me senté, miré a los ojos de la matrona y le pregunté "qué hago? Empujo?" "Lo que quieras", dijo. Empujé y salió la cabeza. Otra vez le pregunté "Empujo otra vez?“ "Lo que quieras" y salió el cuerpo. Y así nació Adriana, a las 22.04, en un precioso parto, emocionando a sus padres. Totalmente enamorados de ella y del momento tan especial que pudimos vivir. El parto fue nuestro. 

 

Muchas gracias porque sin tí no hubiera sido posible!

 

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